Escritores: Jaume Cornet Molina
Narradora: Enrique López Rodríguez
Organización: Didark y UGR
Título: El Fantasma de Huéneja
Nivel:Intermedio
Idioma: Español
Resumen: Enrique, un albañil al que contratan para convertir una antigua ermita en residencia de ancianos en el pueblo de Huéneja (Granada), experimenta una experiencia paranormal al ver lo que parecía ser un hombre sin rostro. Por suerte, su amigo Paquillo estaba con él para corroborar lo ocurrido. Tras conversar con la gente del pueblo, y comprobar que no era la primera vez que ocurrían sucesos extraños, tuvieron la suerte de mantener una conversación con el que era un antiguo vecino del pueblo, fallecido hacía 20 años.
Palabras clave: Experiencia paranormal, Ermita, Residencia de ancianos, Fantasma, Historia.
Esta historia ocurrió en 1998 en un pueblo de Granada, Huéneja, donde nos habían llamado para convertir una antigua ermita en una residencia de ancianos. En este pequeño pueblo, Boabdil, último sultán del reino nazarí de Granada, pasó tiempo en sus alquerías en 1490 y el rey Fernando el Católico, le dio parte de esas tierras a Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza por sus buenos trabajos en la Guerra de Granada; un lugar que está cargado de historia. En estas tierras queda mucho patrimonio cultural que nos llega desde épocas muy antiguas; dicen que desde la prehistoria hay presencia de enterramientos y hoy se puede ver restos de un castillo del tiempo de los moros. Por eso su historia es larga y llena de leyendas que se han transmitido de padres a hijos y que hoy todavía se recuerdan en el pueblo. Una de ellas nos contaba que Huéneja era famosa por sus “loberos”, que eran personas que cazaban lobos para impedir que estos animales tan temidos hicieran daño al ganado de la zona; Huéneja sin duda era un pueblecito que merecía conocer, sobre todo si el trabajo permitía acercarme a él.
La historia que voy a contar comienza en una mañana temprano en la que llegamos a Huéneja todos los albañiles que íbamos a encargarnos de las obras de la nueva residencia de ancianos. El pueblo era un lugar muy pequeño y no había mucha gente por sus calles. Estaba rodeado de montañas pertenecientes al Parque Nacional de Sierra Nevada, por lo que es un paisaje cargado de fuerza y belleza. Me llamó la atención un gran embalse muy bonito a las afueras del pueblo, y como sus calles y plazas conservan una trama urbana original de época musulmana, con cierto aire misterioso; los moros hicieron una estructura urbana que aún perdura con calles pequeñas y estrechas como laberintos. Llegamos a la zona y una vez allí nos explicaron en qué consistía la obra que teníamos que hacer y nos pusimos a trabajar.
Al día siguiente, muchos de nuestros compañeros se fueron a Baza, otro pueblo cercano de la provincia de Granada, con la idea de ayudar en otros trabajos que había que realizar, motivo por el que nos quedamos en la ermita del pueblo mi amigo Paquillo y yo solos. De repente, vimos a una persona en la planta de arriba y le dije a mi amigo: “-¡Paquillo, un hombre nos está intentando robar las herramientas!”-. Entonces los dos corrimos para atraparlo, pero cuando llegamos, no había nadie, era como si se hubiera evaporado. ¿Cómo era posible? ¿Había desaparecido?, la verdad es que yo solo vi una cabeza con un sombrero, las piernas no se las vi… Era un misterio que no dejo de dar vueltas a mi cabeza ¿Fue una imaginación mía? ¡No, no podía ser! yo lo había visto, estaba muy seguro de ello.
Al día siguiente, el cura del pueblo le dijo a mi jefe: -”¿Dónde está el albañil loco?”-, riéndose de mí. Yo estaba seguro de lo que vi y mi amigo Paquillo también lo había visto. Entre nosotros no paramos de recordar nuestra visión, y en nuestra mente y nuestro recuerdo había una idea clara de que ambos habíamos vivido un momento, sin duda, misterioso. No era posible que dos personas hubiéramos visto algo que no existía. ¿Sería cosa de espíritus?
Unos días más tarde, mi jefe vino a hablar conmigo y me dijo: – “Enrique, he estado investigando y los vecinos me han dicho que en este pueblo pasan cosas raras. Hace poco tiempo, una familia alquiló la casa de al lado de la ermita y en la primera noche se fueron del pueblo y no volvieron nunca más. Yo sí te creo Enrique”-.
Estoy seguro de que el cura también sabía lo que ocurría en Huéneja, pero imagino que no querría que el pueblo tuviera mala fama, que no se convirtiera en un lugar en el que ocurrían fenómenos paranormales y extraños. El sacerdote era el primero que con toda seguridad tenía sospechas. Nosotros seguimos trabajando cada día en esa ermita y, la verdad, es que yo tenía un poco de miedo, aunque no podía hacer nada, mi estancia allí estaba motivada por el trabajo y no podía marcharme a pesar del pavor que me daba recordar la aparición.
Una mañana, estábamos mi compañero Paquillo y yo en el trabajo y paramos para descansar y comer un bocadillo. Nos sentamos en las escaleras de la entrada de la ermita porque hacía mucho frío y, en ese lugar, daba un poco de sol. De repente, vino un hombre y dijo: -“¡Buenos días señores! Vengo a ver este lugar, yo he vivido aquí muchos años y me trae muy buenos recuerdos. Venid, os lo enseñaré”-. Entonces nosotros seguimos a esta persona un poco sorprendidos. Él nos dijo: -“Mirad, esta era la habitación de mi hermana, este el cuarto de baño, aquí estaba la cocina, aquella la habitación de mis padres, aquí guardamos los animales…”-. Paquillo y yo lo seguimos y, al terminar, le dimos las gracias por guiarnos por el espacio de la casa. Después de comer, fuimos al bar del pueblo a tomarnos un café para espabilarnos. Los bares son muy importantes, y más en estos pueblos en los que vive poca gente porque es donde se reúnen las personas, se generan negocios, se discute, se aprende, etc.; los bares son el lugar de la vida social y por ello le contamos a los vecinos lo que nos había pasado. Ellos nos preguntaron: -“Pero ¿cómo era ese hombre?”-, nosotros se lo describimos: -“Era alto, tenía una ropa muy vieja, chaleco, pelo largo y sombrero…”-, y ellos nos dijeron:- “Eso es imposible señores, ese hombre murió hace más de 20 años. Además, si hubiese entrado en el pueblo alguien así en estos días, nos habríamos dado cuenta nosotros, y no hemos visto a nadie”-. Paquillo y yo nos miramos, primero sorprendidos, luego asustados y, los vecinos del bar, se rieron y nos dijeron que en Huéneja pasaban cosas raras. Nos contaron que, poco tiempo atrás, 3 curas murieron en 8 días: un cura murió en un accidente de tráfico, a los 5 días, otro murió de un infarto y, a los 3 días, el otro se ahorcó… Y ahora, pensándolo, el hombre que vimos el primer día y el que vimos después, llevaban una ropa muy parecida, podrían ser la misma persona… Esa sola idea era escalofriante. En estos pueblos solitarios de España es común que haya leyendas e historias misteriosas que ha contado la gente de generación en generación, ¡pero yo lo estaba viviendo de verdad!. Mi jefe nos dijo a Paquillo y a mí: -„Debéis trabajar siempre juntos para, si os vuelve a pasar algo así, poder demostrarlo”-. Y nosotros así lo hicimos.
Recuerdo un día que estábamos en la ermita y yo no hablaba nada. Mi amigo Paquillo me dijo:
-Enrique, ¿te pasa algo? Estás muy callado-.
-¡Pues que tengo miedo! No quiero ver a ningún fantasma más en este pueblo-.
Después de unos 4 meses por fin, terminamos la obra, habíamos convertido la ermita en una residencia de ancianos enorme; sin duda tendría una buena finalidad social para ayudar a personas mayores que necesitarán vivir allí y ser atendidas. Desconozco si las apariciones terminaron o por el contrario son ahora los ancianos que allí habitan, los que se encuentran con este fantasma del pasado, quién sabe… No quiero ni pensarlo, se me pone el vello de punta. Ahora solo pienso que una vez terminada la obra, por fin pudimos irnos de allí. Nunca más he vuelto a ese pueblo pero, la verdad, me gustaría hacerlo algún día, ya que sería muy interesante poder llevar a mi familia, a mis hijos y a mis nietos y contarles lo que vivimos mi amigo Paquillo y yo y hacerlos estremecer de miedo.
Cuando cuento esta historia a mi familia, ellos en realidad no se hacen una idea del terror que yo y mi amigo Paquillo vivimos. Algunas personas son muy escépticas a creer en este tipo de cosas, ni siquiera yo mismo daba crédito a lo que mis ojos vieron hasta que yo mismo pasé por esta experiencia. Quizás sea que, a veces el mundo de los muertos se confunde con el mundo de los vivos o simplemente que la naturaleza crea grabaciones de hechos pasados y los repite en bucle, tal y como me contó un experto en fantasmas. De todas formas y sea como sea, de momento no lo podremos saber. Y para ser sincero tampoco lo quiero saber.
[1] Ermita – Capilla o iglesia pequeña dedicada a un santo o a una virgen, situada generalmente en una zona despoblada, a las afueras de una población, y en la que no suele haber culto permanente.
[2]Alquería – Conjunto de estas casas o granjas que constituyen una pequeña población que depende administrativamente de una villa o ciudad.
[3] Albañil – Persona que tiene por oficio hacer obras de albañilería construyendo o reparando edificios mediante la utilización de variadas herramientas y materiales.
[4] Aparición – Figura irreal, imaginaria o fabulosa, que alguien cree ver; especialmente, imagen de una persona fallecida que se aparece a alguien.
[5] Espabilarnos – Acción de pasar a alguien del estado de sueño al de actividad.
[6] Ahorcar – Matar a una persona colgándola por el cuello con una cuerda o cosa semejante.
[7] Escalofriante – sensación de frío o cambio de temperatura que produce cambio en el cuerpo por una fuerte emoción o miedo.
[8] Atender – Cuidar de alguien que lo necesita.
[9] Estremecer – Ocasionar una alteración del ánimo de alguien a consecuencia del miedo.
[10] Escéptico – Persona que duda o desconfía de la verdad, eficacia o posibilidades de algo, especialmente de las creencias comúnmente admitidas.