Esta historia se desarrolla en 1526. Los neveros son lugares en la parte alta de una montaña donde se conserva la nieve todos los meses del año, pero también se conocen como neveros a los hombres que suben en mulas^[1] a Sierra Nevada. El oficio de los neveros es muy común y consiste en que estos hombres neveros recogen la nieve y el hielo para distribuirlo por la ciudad. En Granada, en aquella época, no hay neveras, ni hielo. La nieve recogida se reparte en los hospitales, casas de comidas y postas^[2]. 

La labor de los neveros es solidaria y necesaria para la medicina, el comercio y otras necesidades. Los neveros suben a la sierra durante las horas que no hay sol, por la noche, debido a que la nieve se derrite con el sol del verano. Ellos regresan con la nieve en los mulos, que cargan unos ochenta kilos de nieve en los serones^[3], unas cestas grandes de esparto^[4]. Los hombres neveros vuelven antes del atardecer. Caminan cincuenta y dos kilómetros diarios, ida y vuelta. Son unas veinte horas de duro e intenso trabajo. Pero este oficio poco a poco desaparece porque se construye una fábrica de hielo. 

El itinerario que estos hombres neveros siguen hasta llegar a la sierra es el siguiente: suben por la Cuesta de los Chinos y por el Contadero. Seguidamente, cruzan por el Cortijo de Gabrielico y un poco más adelante, el Cortijo de los Castaños. Pasan entre acacias^[5] y castaños^[6] por La Loma de la Fuente de los Castaños y el Collado del Purche. Después se encuentran entre dos barrancos^[7] y atraviesan por la Cresta del Dornajo. A la derecha, ya se ven los Cahorros (pertenecientes al pueblo de Monachil). El impresionante Cerro Huenes les mira desde lo alto. Antes de llegar a las casas del Purche suben hasta donde están las primeras nieves. 

En verano, los neveros suben hasta las faldas del Veleta, aunque es raro y más difícil encontrar nieve en esta época. Además, es frecuente que mucha de la nieve se derrita por el camino hasta Granada. En el camino a la sierra no solo hay neveros, también hay pastores con su rebaño de ovejas o cabras, montañeros o incluso botánicos. Hay muy buena relación entre unos y otros, se intercambian alimentos y otras cosas. Se sabe que, a pesar de la pobreza y la falta de recursos de estas familias, en general, son muy felices. Son personas trabajadoras, humildes, con un fuerte sentimiento de comunidad y empatía hacia las otras personas.  Los neveros son hombres con poco dinero y no tienen lujos. El salario es bajo dos reales^[8] (que ahora son unos treinta céntimos de euro). No tienen ropa específica para la nieve. En mitad de la mañana, los neveros desayunan un bocadillo y un poco de vino de la tierra. En el almuerzo comen patatas fritas, tortilla de collejas^[9] y tomates fritos con morcilla. Una comida muy corriente y humilde, típica de familias campesinas de la zona. 

En el año 2015, una empresa de Granada llamada Sogefinsa, está planteando grabar un programa para reconocer la labor tan importante de los neveros. Quieren contar con distintos actores y preferentemente familiares de los auténticos neveros (bisnietos, nietos e incluso sobrinos). Ellos quieren grabar el recorrido que hacen los neveros hasta llegar a la nieve.

Además de tomar distintas fotografías para el reportaje. La serie se llama „Al Sur Granada” y se está proyectando durante el Festival Unicaja de cine en Canal Sur. Este programa habla sobre el Patrimonio de Andalucía. También se reconoce la labor, dedicación y esfuerzo de los neveros en una calle que comienza en Granada hasta Huétor Vega (un pueblo de esta provincia andaluza) Esta calle tiene el nombre de „Camino Real de los Neveros”. Este oficio está muy unido al municipio al que pertenecen la mayoría de los neveros, Huétor Vega.